Por: Jorge Andrés Perez Jaramillo
El Altiplano Norte Antioqueño se ha consolidado durante los últimos veinte años, como la ruta de la leche de nuestro país. Cada vez son más los productores que adoptan mayor nivel de tecnología, en cuanto a mejoramiento genético del ganado, equipos de ordeño, cadena de frio entre otros. Sin embargo; en cuanto al manejo de las pasturas, el porcentaje de productores que han entendido el pasto como un cultivo y lo manejan como tal, es reducido. Todavía sigue siendo inadecuado el manejo de los pastos, principalmente en términos de nutrición, pues aun cuando se realizan altas aplicaciones de fertilizantes, la eficiencia de estos se ve reducida, por la acidez de los suelos y la compactación que produce el pisoteo en este tipo de suelos; teniendo en cuenta que esto son suelos Andosoles en su mayoría y cuya una de sus características, es la susceptibilidad de los mismos a la compactación. Además, los fertilizantes que se utilizan son en mayor porcentaje nitrogenados, y si bien, las pasturas necesitan absorber altos cantidades de nitrógeno, también se hace necesario que puedan tener acceso a cantidades adecuadas de los demás elementos.
Entre las falencias que se presentan en las pasturas por causa de todos los aspectos mencionados anteriormente, tenemos la susceptibilidad al ataque de plagas y enfermedades, pues al ser plantas que absorben altos niveles de nitrógeno, y principalmente en forma amoniacal, -pues la mayor fuente de este elemento que es utilizada, es fundamentalmente Urea- los tejidos de la planta se tornan suculentos y por tanto más atractivos para las plagas y las enfermedades e inermes ante dichos ataques, ya que al no poder acceder a una nutrición más balanceada, no tienen capacidad de expresar todo su potencial metabólico; produciendo aquellos metabolitos que les ayudan a combatir los diferentes circunstancias adversas a las que se presentan en momentos determinados.
En el Altiplano Norte Antioqueño, se cultiva principalmente el pasto Pennisetum clandestinum, llamado común mente Kikuyo o Cundo. Este es un pasto de origen africano que ha sido introducido en nuestro medio desde hace varias décadas, y que se ha adaptado de manera satisfactoria en alturas por encima de los 2200 m.s.n.m, aunque también se le puede encontrar en alturas por debajo, pero sin embargo ya no presenta tan buen comportamiento y se torna aun más susceptible a condiciones adversas.
Uno de los problemas que ha venido presentando importancia en cuanto a daño económico, es el ataque del hongo Helminthosporium sp, el cual, se presenta en mayor proporción en épocas donde se presentan variaciones continuas de climas, esto es, días de lluvias, seguidos de días soleados. La presencia del hongo en el pasto afecta significativamente la cantidad y la calidad del pasto, incidiendo de esta manera en la condición nutricional de las ganaderías y por consiguiente la salud productiva y reproductiva de las mismas. Por esta razón se hace necesario tomar las medidas adecuadas para el manejo de la enfermedad.
Amigo ganadero estas son las recomendaciones para que evite o disminuya los efectos adversos de esta enfermedad en sus pasturas.
Fotografía: Pasto atacado por el hongo.
Fotografía 3: Potrero Finca Entre Caminos, Vereda San Juan, Municipio San Pedro de los Milagros
